Si hay un representante de la cobardía, la falta de motivación, la carencia de aspiraciones o leyenda personal, ése es Pastor Páez. Sin embargo, tras toda esta retahíla de apelativos, se esconde un inspector de la policía nacional que ha conseguido destino en El Arenal; una ciudad calmada cuyos crímenes se reducen a anodinas multas de tráfico y alguna eventual pelea callejera.
Pastor Páez reduce sus cometidos al postín y a un amago de ostentación de categoría que no le da el resultado esperado. Es débil y nadie le toma en serio; él lo sabe pero le basta con regodearse en su propia existencia hedonista. Lamentablemente un hecho macabro rompe su órdago vital y se ve abocado a comenzar algo parecido a una investigación que por primera vez le hará reflexionar. Se suceden los palos de ciego, da comienzo el Proyecto ALLENDE.
Proyecto ALLENDE puede tratarse de una antinovela, de una novela negra convertida por fuerza –o gracias a sus personajes pusilánimes- en novela blanca, de una muestra irónica del modo de algunas personas de enfrentarse a los cometidos, de un alegato en contra de aquello que llaman vocación, del desorden vital latente, del reflejo de ciertos sectores sociales, de las creencias ulteriores (el más allá y el más acá), del enfrentamiento al devenir diario, de la confianza depositada sin ánimos de lucro, de un esbozo mundano.
Proyecto ALLENDE se trata de una trama comitrágica, leve, que se autoencaja a cada página que avanza y que no deja indiferente (o sí).
Páez puede parecer un antihéroe ingenuo, pero es algo más que eso; es un acomodado al sistema, que ha de arrostrarse a sí mismo para afianzarse en su
propio presente. Es un ser necio, volátil, simplón, confiado, ciertamente dúctil y enormemente infantil que cree que un mundo feliz consiste en un entorno cómodo.
Lamentablemente, algunas veces el despertador estridente y malévolo suena para arrancar al acomodaticio de su vergel, y es cuando el renqueo comienza, y las cartas se voltean sobre la mesa para mostrar que afianzarse en algo, no sólo consiste en hacer una declaración de intenciones.
Escrito en 1999.
Lo puedes encontrar físicamente en la librería ourensana Torga
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